El confinamiento por la pandemia del Coronavirus está despertando en la población inquietudes culinarias que dormían en algún lugar de nuestro cerebro durante el periodo del Antropotupper.
El teletrabajo, los Ertes, la necesidad de mantener ocupados a nuestros locos bajitos en tareas creativas, han convertido la elaboración de recetas en un salvavidas emocional. La febrícula por mantenernos diariamente ocupados ha dotado a los alimentos de un poder hedonista del que carecían: Levaduras, harinas, chocolates, frutos secos, se erigen en las nuevas drogas de diseño que ahora se consumen abiertamente en familia, alrededor del fuego iniciático de las cocinas.
Zombis del azúcar y los sucedáneos hacen cola para entrar en los Supermercados de las grandes cadenas de alimentación, que se han constituido en los nuevos centros sociales del consumismo lúdico.
Desde nuestra sección de cocina sensorial queremos parar esta tendencia insostenible con una receta que nos ayude a recuperar un consumo responsable.
Ingredientes
3 Patatas a granel de tamaño decreciente
Hilo dental
Leche
1 pincel
Guisantes
Huevos de corral
Elaboración
Coge la patata más grande que tengas ( la número 1 ) y pártela por la mitad. Vacía las dos mitades con una cucharilla dejando un centímetro de grosor en cada mitad para que conserve algo de consistencia. Reserva la patata extraída, la utilizaremos más adelante.
Repite la misma operación con otra patata de menor tamaño que la anterior (la número 2). No olvides reservar la fécula extraída.
Escoge ahora una patata ( la número 3 ) bastante más pequeña que la número 2. Haz dos pequeños orificios en la superficie del tubérculo e introduce dos guisantes, uno por agujerito.
Después de estos pasos sencillos viene la parte más complicada de la receta:
Introduce la patata 3 dentro de la patata 2. Sella las dos mitades de la patata 2 con un pincel impregnado en huevo de corral que previamente habrás batido. Si no tienes pincel no se te ocurra hacer un pedido por Amazon, introduce una falange en el huevo ( previo lavado de manos ) y pásalo por el contorno de las dos mitades.
Una vez cerrada la patata 2, introdúcela en la patata 1 vaciada. Para que no se desensamblen las patatas haz un nudo con hilo dental en los extremos.
Ya tienes la matrioshka de patatas. Ahora métela en el horno durante 10 minutos 180 grados. Mientras se hace, recupera la fécula extraída de las patatas 1 y 2 para preparar un puré de patata.
Cuece el contenido de los restos de fécula en una cazuela. Cuando la masa de patata esté tierna añade un vasito de leche y remueve hasta obtener un consistencia de crema.
Para la presentación dispón la matrioshka de patata en un plato blanco y recúbrela completamente con el puré de patata. Deja enfriar 10 minutos antes de proceder a la ingesta.
El modo correcto de comer este plato es remangarse bien la camisa e introducir las manos en el puré como si estuvieses en el bancal de tu huerto en busca del preciado tubérculo.
Una vez con la matrioshka en la mano desencaja las mitades hasta encontrar la patata 3. Mirando a los ojos de guisante , con voz impostada, sal al balcón o terraza de tu casa a las 19:59 y recita:
“¿Huerto confinado o huerto abierto? He ahí la cuestión”
A no ser que ese día ocurra la mayor tormenta con aparato eléctrico de los últimos 50 años recibirás un aplauso unánime. Es muy posible que la receta se vuelva tan viral que el Gobierno decrete el permiso para volver a los huertos urbanos comunitarios a realizar labores hortícolas”
Me he retrasado una hora, y he oido como algunos vecinos me pedían la deliciosa receta interpretando un compás libre con sus cacerolas. Parecido a una taranta, porque saben que a mi me encanta el flamenco.
Tiritritran trantran. tiritritran trantero,…tenemos una receta muy flamenca en el blog que conseguimos meterla en un blog de cocina serio. Ahí va: https://redhuertosurbanosmadrid.wordpress.com/2014/10/31/canalones-a-la-romana-con-lagrimas-de-uvas-ecologicas/
Superió
A este plato le irían bien las gafas de Mr. Potato
Sin duda, 🙂