Este comentario popular se lo he oído a varios gorriones, herrerillos, y cómo no, a numerosas cotorras tras el paso de la borrasca filomena por Madrid. La variente del comentario humano fue ” casi se me cae un pino”.
El efecto dominó de la nevada sobre el arbolado urbano ha sido demoledor. La pérdida de masa forestal se ha cebado, sobre todo, con uno de los pulmones de la ciudad, la casa de campo. En los momentos de crisis hay que reflexionar con pedagogía y buscar las oportunidades ante los posibles nuevos escenarios que se abren.
Tendremos que dejar de jugar como hasta ahora y cambiar las reglas del juego. Una de las posibles nuevas reglas podría ser el enroque de pino piñonero.
Andrés Revilla. miembro de Arba, nos explica de una forma pedagógica, sin acusaciones, el porqué del efecto dominó de los árboles de la casa campo ante el tsunami blanco y cómo uno de los sencillos cambios sería el enroque del pino piñonero por la encina, especie autóctona de nuestro bosque mediterráneo.
Empecemos una nueva partida: Sale encina.
Yo propongo empezar ya a elaborar estrategias para replantar / reforestar todas las zonas posibles de ello.
Buscar fórmulas para ello.
Implicar a las administraciones y a l@s ciudadan@s,
Programas de formación, para hacer trabajos con buena base de formacion